viernes, 27 de febrero de 2015

TE QUIERO. TE QUIERO. TE QUIERO...


Y en este espacio en blanco escribo sin esperar nada.
No comprendo lo imposible, lo irremediable, lo imperdonable.
Pero como no entenderlo no cambia nada, ¿debería perturbarme eso?
Al final no importa lo que puedas no comprender, solo el acto de lo incomprensible de ese hecho que por doloroso inentendible es.

En un sueño te grité te quiero, y sin palabras como respuesta me sonreíste llorando.
Sentí que esa palabra que dije fue algo que estuviste por mucho tiempo esperando. 
Palabra que en un pasado no fue dicha pero por siempre fue sentida.
Me arrepiento de un no abrazo, de un te quiero guardado.
¿Pero importa eso ahora algo?

Hay vacíos que nunca se llenan, ¿y si ya están llenos?

sábado, 21 de febrero de 2015

MASCARADAS.


Mis derechos no estan hechos, no los ubico ni los busco.
Mi convicción sobre lo que para mi prima resquebrajada queda. Un espacio perdido, el que opte por no buscar la abriga.
Los hechos de los desechos, eso es lo que desprecio, y a la vez levanto un muro ante ellos.
La mentira del protector perseverante y cansado que avanza
 pero no adelanta. 
Como si nada siguiera. 
Como una continuación parada a la espera sin esperar nada.
Detenida en un tiempo sin tiempo que no por ello esta quieto.
El tiempo dueño de si mismo que ante mi mascara anda. 
Y sonríe, porque de mi siempre se rie.
Y sonrio, porque así creo engañar al que de mí se ríe con esa mascara macabra.
Él, el que me obliga con su risa hueca a continuar andando.
Ese es mi tiempo. Mi indomado tiempo.


Mis derechos son desechos de un tiempo que se escapa, que despedazado en mis manos muerto calla.
Se escurre de entre mis dedos frios y blancos. Pero no estan muertos, porque ellos son los que matan, y una mascara en mi cara los abraza.
Les canta nanas que en apariencia los calma.
Dedos frios y blancos que portan llagas.      
Llagas que alimenta un muro que ladrillo a ladrillo construyo.
La pared alta y gruesa que calla gritos. Que muestra risas pintadas en piedras de colores vivos.    



viernes, 13 de febrero de 2015

COMO SI NADA IMPORTARA.



Que poco receptiva, como si nada importara.
Importa mucho, demasiado, pero mejor hacer que no importa.
Y que más da ya cuando lo hecho hecho está, me digo a mi misma al pensar en las cosas que no puedo olvidar ni cambiar.
Cuando lo sentido fue real, sabes que no se borrara. 
Aunque todo cambie, que más da, lo pasado, pasado no esta.
Mete la mano en un cepo de grandes y puntiagudos dientes, dime después que esa herida curara sin que quede ni una señal. Dímelo y podré creer que hay cosas que son mejor dejar pasar , y que haciendo esto no dolerá más.

viernes, 6 de febrero de 2015

LOS VACÍOS LLENOS.



Los espacios vacíos, negros, profundos, viejos.
Los que no dejan de estar. Ignorados  pero arraigados. 
Tan densos e inamovibles que lo que tocan espesan paralizando todo.
Ni asomarte en ellos quieres, pues su filo es estrecho, tan fino, tan frágil.
Un equilibrio que se a de tratar con mimo.
Un mimo infame y necesario.

Los espacios vacíos. Los vacíos llenos, rebosantes. 
Rebosantes siempre rebosantes.
Contenidos entre la niebla de un suspiro ciego.
No soy penitente, y desde luego jamás querré ser verdugo, porque el día que quiera serlo, también deseare cortar mi cuello.

domingo, 1 de febrero de 2015

LO QUE PASA EN TU CABEZA.


Neuronas, tejido blando, membranas, venas, arterias.
Si tuviera que responder a la pregunta, ¿que hay en tu cabeza? esas serían mis respuestas. 
La lógica no viene mal en determinadas circunstancias. Puede incluso ser un buen salvoconducto.
Otra historia sería si la pregunta fuese que pasa por tu cabeza. 
En ese caso la lógica no valdría de nada.
Al final, hasta lo que piensas conoces como la palma de tu mano esconde algún enigma. En todas partes los hay.
No creamos saber todo del otro, y tampoco queramos por mucho que a veces esto último cueste.
Hay espacios entre espacios dentro de espacios que ocultan espacios.
No hace falta abrirlos todos, destriparlos y escudriñarlos hasta que no quede nada. Hasta que todo quede expuesto.
Que manía esa de solo sentirnos seguros ante quien está a nuestro lado sabiendo todo de él, hasta lo que no tiene que ver con nosotros, hasta lo que se opta por guardar.
El respeto no necesita eso, la confianza no necesita eso.
Quien dijo que compartir es no guardarse ni un poco para si, que es no tener un espació solo para ti.
¿Es raro pensar así?...