¿Cuanto puede pesar una bolsa que se hizo para llenarla con los ultimos tres meses de una estoica y querida vida?
No puedo explicar mucho sobre esos tres meses pero, si sentirlos aun ahora semanas después con la misma intensidad, porque verlo desde otra perspectiva no me ayuda.
Sentir que estoy desbordada y aun así que ese saco no pese tanto como para no poder cargarlo es un pensamiento tantas veces pensado.
Hay algo que hago mal y no digo.
Yo solo quiero que todo este bien.
Y aunque no lo pidiera, deseé sentirme arropada.
Deseo sentirme arropada sin creerme egoísta por desear pedirlo.
En el fondo soy afortunada:
Tu sabiduría y ganas de aprender te hicieron un ejemplo a seguir.
Tu sacrificio y amor incondicional te hicieron imprescindible en nuestras vidas.
Desconsoladora visión que arrasó con él arrancando todo lo que le importó una vez.
Que soledad. Que vacío. Que tristeza eterna en su corazón se abrió.
Miró con ojos muy abiertos para ver algo entre la nada.
Vi un mundo poblado por cuervos que me dejaron ciega.
No supe reaccionar, y por mucho tiempo estuve inmóvil observando como sus picos con gran avidez me despedazaban, quitándo una y otra parte querida hasta dejarme sin nada.
La oscuridad puede ser aterradora, el pozo hondo al que jamás debes mirar.
El que embrujara con su agua a una boca sedienta para que en su duro suelo caiga. Para que en dos se parta.
Abrió los ojos y vio un negro cielo en el que una estrella brilló, y quiso reflejarse en ella, entonces el dragón escarlata voló.
A veces se tarda demasiado en comprender, y otras. Otras solo un segundo.
Luego está lo que sabes no comprenderás a pesar de lo mucho que te expliquen.
Pero desde que solo era una niña, lo que mas me perturbó y a día de hoy sigue haciéndolo, son los sucesos en los que ni siquiera escuchas un intento de explicación.
En el que sabes, que tras ese hecho no hay nada que se pueda edulcorar con razocinios.
¿Quién dijo que sería fácil?... Lo asumo.
Siempre tuve conciencia de esa parte fea e ilógica de la vida.
No preguntes porque pero, no fui una niña que creyera en un mundo sin reales esquinas oscuras. Siempre me ande con ojo, y decidí desde mi tierna infancia que no me dejaría acobardar, pero eso si...
Sin apartar la vista.
Mí dragón rojo que sin verlo siempre sentí en mí tengo miedo de perderlo. De que haya llegado ese momento en el que un día sola me deje.