¿Que nos depara la vida?...
Ingenua de mí hubo un tiempo en el que me sentí desesperar.
Veía un gran sin sentido.
Creía firmemente en lo imperdonable, y cumpliendo esa imperturbable creencia jamás perdoné a quien dañó.
Ahora se que es injusto no advertir que a veces solo somos débiles.
Esos errores son dolorosos para quien los sufre pero, ¿imperdonables?
Tengo un recuerdo en el que nunca perdoné y se que a pesar de lo que pudiera doler me equivoqué.
Ahora me disculpo inútilmente.
Hubo quien hirió dejando un rencor que jamás debió estar en mí.
Ese es un dilema perturbador que aun resuena.
Un eco que no calla, que abruma.
Creo no poder cumplir con las espectativas, una dolorosa incapacidad.
Te lo digo a ti, ya que siento que es a ti a quien traiciono con esto.
Y te pido perdón, una disculpa sincera.
Perdona mi debilidad por no sentirme capaz esta vez de perdonar.
Hay cosas que por muy honorables que sean, jamás se podrán forzar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario